domingo, 23 de octubre de 2011

'La voz dormida'. Una historia de humanidad en tiempos de guerra



Novelas que cobran vida en la gran pantalla. Este tipo de guiones no resultan ajenos en el mundo del cine. Muchas de las películas más taquilleras fueron antes best-sellers. O simplemente, libros casi desconocidos que, por obra y gracia de un director influyente y una buena campaña publicitaria, dan el salto a las listas de los más vendidos de la noche a la mañana.
                                              

Pero esta es una práctica muy arriesgada: adaptar fielmente una obra de 300 o 400 páginas, en 2 horas que dura una cinta, normalmente acaba en un resultado mediocre y en la consiguiente decepción del público que espera con ansias ver en pantalla una historia que ha disfrutado leyendo e imaginando. Aunque no siempre es así. ‘El diario de Bridget Jones’, ‘Los santos inocentes’, ‘Desayuno con diamantes’ (inolvidable Audrey) o ‘El niño con el pijama de rayas’ son ejemplos de que el cine y la literatura no Y afortunadamente ‘La voz dormida’, el último trabajo de Benito Zambrano, puede sumarse a esa lista.

La novela de Dulce Chacón llegó a mis manos allá por el 2008. Ya por entonces, el libro iba por su 30ª edición (se publicó por primera vez en 2002), y estaba entre los libros más vendidos. Y aunque debo decir que siempre he tenido debilidad por las novelas históricas, apenas empecé a leer la primera página, no tuve más remedio que embarcarme en un viaje sin retorno por las páginas de esa maravillosa historia de supervivencia y fortaleza sobre dos hermanas en tiempos revueltos. El libro, en mi opinión, es una de las mejores narraciones que se han escrito sobre el drama de la Guerra Civil. Por esa razón no pude evitar el escepticismo cuando oí hablar de la versión cinematográfica de ‘La voz dormida’. Menos mal que me equivocaba en mis elucubraciones. El film es fiel a la novela. Y la novela, es fiel a la Historia. A la Historia de los acontecimientos políticos, que son sólo espectadores de lo que ocurre. Y a las historias humanas de los personajes. 



Pepita y Hortensia. Dos hermanas, dos mujeres sencillas atrapadas por los devenires de la dura posguerra. Héroes y heroínas que son obligados a serlo.  Historias reales de una cárcel cualquiera llena de inocentes. De asesinatos a sangre fría. Y una lección de cómo se puede desdramatizar el drama aun rodeados de muerte y miseria.

Hortensia (Inma Cuesta) está embarazada y en prisión. Pepita (María León), su hermana, una joven cordobesa de origen rural que va a Madrid durante la posguerra a visitar a Hortensia a la cárcel. Será ahí donde Pepita conozca a Paulino (Marc Clotet), un valenciano de familia burguesa que lucha junto a su cuñado en la sierra de Madrid. A pesar de la dificultad de la relación se enamoran apasionadamente. Con Hortensia juzgada y condenada a muerte, su hermana intentará luchar por todos los medios para evitar una ejecución que no se llevará a cabo hasta después del parto, y suplicará que no den a la criatura en adopción o lo internen en un orfanato. 

Otro de los puntos fuertes de la película es la calidad y versatilidad del elenco, conformado por numerosos rostros televisivos. Pero de entre todos ellos destaca especialmente uno. La que posiblemente sea actriz revelación en la próxima edición de los Goya: María León, quién ya ha sido galardonada con la Concha de Oro en el Festival de Cine San Sebastián.

Una cinta de lo más completa que es firme candidata a perdurar en la memoria del cine español. Y a quién la acusa de ser partidista y de remover viejas heridas, su director le contesta firme y contundente. "Si tú no tomas partido, la gente lo va a tomar por ti. La política y los conflictos están allí. La vida no te espera”. La cinta explica cómo ese proceso de concienciación se vivió dentro de la propia cárcel. “Ocurrió un fenómeno muy bonito. Era el único lugar donde se hablaba de política. Muchas aprendieron a leer y a debatir”. Benito Zambrano zanja esas interrogaciones con preguntas que invitan a la reflexión. “¿No vamos a hacer más películas sobre la posguerra? ¿Qué parte de nuestra historia podemos contar? ¿Qué fosas dejamos sin abrir?". Responder a esas cuestiones queda en la conciencia de cada uno.

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